jueves, 30 de agosto de 2012

Criadas y señoras, el libro

He escogido la portada de la peli porque es la que me gusta, pero el post de hoy va del libro. No he visto la peli, pero me he cascado el libro en cero coma.

Veréis, ayer, como muchos padres resignados, fui al centro comercial donde encargué los libros del colegio de mi hija a recoger el pedido. Anduve buscando y buscando dónde tenía que recogerlos, porque la señalización era (y me imagino que sigue siendo) penosa.

Por lógica difusa, o infusa, o confusa, pasé por la librería, pensando que una cosa y otra tenía que tener cierta relación. O sea, en la librería venden libros, esa cosa con portadas y páginas en medio, algunas hasta con dibujos y todo. ¿No? Pues no. 

Tuve la suerte, eso sí, de encontrar a un empleado del centro comercial en cuestión atendiendo a una señora y decidí esperar a que estuviera libre para preguntarle dónde cojones atendían a los padres que venían a buscar los libros de texto de sus hijos. Entre tanto, como soy lectora compulsiva y donde haya letras tiendo a descuidar hasta la conversación, miré libros. Obviamente, me compré el libro que da título al post. 


Edición de bolsillo, quinientas cincuenta y nueve páginas, contando las de los créditos. Con la portada con la que ilustro el post, pero sin los nombres de las actrices ni esas cosas de cine. Sólo título, portada molona, nombre de la autora y reclamo publicitario habitual. La verdad es que era de lo que más me convencía de lo que había ahí, lo demás, cuando no era "El Código Da Vinci" con el título cambiado y un autor diferente, eran novelas románticas que (sin ánimo de ofender a quienes las disfruten) a mí me producen urticaria. Como si el amor fuera la panacea, el elixir de la vida eterna y la solución a todos los problemas que hay en el mundo... (Ojalá, ya habríamos terminado con la crisis a fuerza de foll... de querernos mucho).

Yo soy lectora de contraportada. Cuando cojo un libro, evidentemente es porque algo me ha llamado la atención, habitualmente, el título. Pero nunca me lo compro si no es leyendo la contraportada. Esto a veces puede ser un grave error, porque la contraportada suele ser redactada por expertos publicistas que te la meten doblada y sin vaselina a la que te descuides, pero a mí ayer sólo me interesaba una cosa: "el libro en el que se basó la película". 

Y es que este detalle es muy importante. Si te compras un libro en el que se han basado para hacer una o varias películas, ya sabes que habrá cosas diferentes, que habrá cosas adaptadas libremente y otras totalmente distintas a lo que cuenta el libro, según la interpretación del director, del productor, del guionista, de los actores... 

En cambio, si te compras un libro sacado de una película... No dudo de que hay cosas peores, pero no en las estanterías de las librerías. Te llenan los ojos con el cartel de esa película que te encantó, te inflan las orejas con las alabanzas al director, productor...,  eso.Y te lo compras. Y te lo lees... Y te agarras la barriga con las dos manos porque si no lo haces vas a la librería a prenderles fuego para que te digan dónde vive el editor, al que a su vez interrogarás para que te diga dónde vive el hijo de su grandísima madre que ha escrito ese bodrio, al que visitarás para decirle lo que puede hacer con su nulo talento y su pésima capacidad descriptiva, de redacción, de conexión con el lector... En otras palabras, para leerte el guión de una película, te lo compras por internet, más barato que encuadernado en una librería, y lo disfrutas más, porque esta vez sabes lo que estás comprando.

En fin, que lo metí en la cesta, decidí interrumpir la conversación infinita del dependiente (con mucha educación y muchas disculpas, faltaría más) y pregunté dónde carajo antendían a los sufridos padres. El dependiente, muy amable, me lo indicó y para allí que me fui. Llegué, esperé, busqué a alguien (el mostrador estaba vacío, evidentemente), encontré a un auxiliar de seguridad que me resumió un manual de procedimientos en unas treinta palabras y volví al mostrador. Allí seguí el manual al dictado y, al cabo de un rato, llegó una muchacha muy amable que fue a buscar los libros de mi hija.

Mientras esperaba, como me aburría y me había dejado "Lores y Damas" en el coche, abrí "Criadas y Señoras". Llegué a la página diez leyendo mientras esperaba a la dependienta. Esto tiene dos vertientes, y os dejo elegir la que más os guste. La vertiente A es que leo deprisa. La vertiente B es que leo despacio. La vertiente B no es real, porque leo tan rápido que incluso cuando leo en voz alta me tienen que decir que eche el freno. La vertiente A de la vertiente A es que la chica fue un relámpago y no me dio tiempo a más. La vertiente B de la vertiente A es que la chica fue rápida porque no estaban todos los libros que había pedido. 

En fin, el resto fue rápido. Me llevé los libros, pasé por caja, pagué, fui al coche, lo puse en marcha y me fui a casa, ruedas prestadas para qué os quiero y ay si fuerais mías. Lo de llegar a casa es algo rutinario y quien más quien menos lo hace todos los días, así que no voy a entrar en detalles. El caso es que, en cuanto pude, que fue a los cinco minutos de entrar en casa, estaba sentada en mi fumadero leyendo "Criadas y Señoras". A la hora de cenar me tuvieron que recordar que tengo una hija, que cena todos los días, que miraba la nevera con la cara que se le pone cuando me retraso en su dosis diaria de uranio empobr... ehr, con cara de hambre.

Le di la cena aprovechando los restos de la comida y me enganché de nuevo a "Criadas y Señoras". A las dos líneas o así recordé que yo también debería cenar, pero no tenía hambre, así que me casqué un yogur para ir tirando. Seguí leyendo "Criadas y Señoras". A las diez y media mandé a la niña a la cama (cada semana la mando media hora antes a dormir, para que se acostumbre al horario escolar) sin moverme de mi sillón, pegada a "Criadas y Señoras". Cuando la niña me pidió su canción y su conjuro espanta-pesadillas, me tuve que despegar el libro con espátula, pero cumplí como una mamá que soy. Eso sí, me faltó tiempo para volver a mi butaca de leer. 

A las once de la noche solté "Criadas y Señoras" porque, muy a mi pesar, era hora de irse a dormir. El libro emitía un silencioso canto de sirena pero, como no soy un hombre y, por tanto, sólo puedo pensar con una cabeza, lo ignoré.

Problema: insomnio. ¿Por el libro? Qué va. Porque fui tan mema que me compré una cola de medio litro en el centro comercial y me la había cascado entre las seis y la hora de la cena. Lo que tenía era cafeinitis aguda.

Aunque, como excusa, me venía de perlas. Encendí la luz y agarré "Criadas y Señoras" y no lo solté hasta que lo hube acabado, a las tres de la madrugada. El despertador, inmisericorde, ha sonado a las siete de la mañana. Y, yo, gilipollas, me he levantado.

En realidad, gilipollas no, sensata, porque si me quedaba en la cama llegaba tarde al curro y, aunque mi jefe sea mi hermano, es mi jefe.

A lo que iba. Si habéis visto la peli o leído el libro, ya sabéis de qué va. Es algo que no os voy a contar, porque sería hacer spoiler a los que no y nadie se merece eso. Pero sí os diré lo que pienso de este libro.

"Criadas y Señoras" (no me hagáis recordar el nombre de la autora, por favor, no me quedan neuronas despiertas), aparte de ser una crítica despiadada al racismo y a la segregación, está escrito con una sensibilidad, un humor, un cariño y un respeto que tira de espaldas. Es poesía en prosa, como dije una vez de otro libro que ya os recomendaré otro día. Si habéis visto la película, leedlo. Si no la habéis visto, leedlo y, después, ved la peli (es lo que voy a hacer yo). Si no queréis ver la película, leedlo. Si lo habéis leído, leedlo de nuevo. Si no queréis leerlo, leedlo.

Disfrutaréis, lloraréis, os reiréis y os quedaréis pegad@s como con descarga eléctrica. Trasnocharéis, olvidaréis vuestras obligaciones, salvo que tengáis quien os las recuerde o lloren mucho, olvidaréis hasta la crisis (aunque la recordaréis con cierta frecuencia, para qué engañarnos) y, sobre todo, no querréis soltarlo ni cuando se acabe.

Ahí queda eso. Vosotr@s veréis lo que hacéis.

Post Data: En el libro salen tetas, pesaos.

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